La tradición de preparar y compartir la "dolma", signo distintivo de identidad cultural
Inscrito en 2017 (12.COM) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
La preparación de la “dolma” exige dominar una serie de prácticas y conocimientos tradicionales para poder confeccionar este manjar. La “dolma” es un picadillo a base de carne, cebolla, arroz, guisantes y especias que sirve para confeccionar bocaditos con una envoltura de hoja vegetal –fresca o hervida– y para rellenar frutas o verduras. Su nombre es una abreviación del vocablo túrquico “doldurma”, que quiere decir “relleno”. Esta preparación culinaria tradicional, consumida en común en las familias y comunidades locales, está extendida por todas las regiones de Azerbaiyán y el conjunto de la población estima que constituye un elemento sumamente importante de sus prácticas culturales. La “dolma” se prepara y se disfruta en ocasiones especiales y reuniones sociales, y es todo un símbolo de sentimientos de solidaridad, respeto y hospitalidad. Transmitida de generación en generación, esta práctica culinaria trasciende las fronteras étnicas y religiosas existentes dentro del país. Los depositarios de este elemento del patrimonio cultural son las personas que cocinan –mujeres, en su gran mayoría– y el conjunto más vasto de quienes lo utilizan con diversos fines de índole social y cultural. La transmisión informal del elemento se efectúa de padres a hijos en el seno de las familias y la transmisión formal en centros de enseñanza profesional o mediante sistemas de aprendizaje. La notoriedad del elemento en la sociedad azerbaiyana es muy grande y, en lo que respecta a la salvaguardia de su viabilidad, son las comunidades quienes la garantizan llevando a cabo múltiples actividades para sensibilizar al público y organizando festivales. Los centros de enseñanza profesional y la edición de publicaciones sobre esta práctica cultural también contribuyen a su salvaguardia.