La procesión de la Santa Sangre de Brujas
Inscrito en 2009 (4.COM) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
Todos los años, en primavera, entre 30.000 y 45.000 personas acuden al centro de la ciudad belga de Brujas para presenciar la procesión de la Santa Sangre, celebrada el día de la Ascensión, cuarenta días después de la Pascua de Resurrección. Los orígenes de esta brillante solemnidad se remontan al siglo XIII. Se dice que por ese entonces un ciudadano de Brujas volvió de la segunda cruzada trayendo una reliquia de la sangre de Jesucristo. Encabezados por 30 personalidades de la ciudad, cofrades de la Noble Hermandad de la Santa Sangre, y acompañados por bandas de música, más de 1.700 vecinos del municipio desfilan a pie, a caballo o en carruajes, representando escenas del Antiguo Testamento, de la vida de Jesús y de la historia de Brujas. Luego, los diferentes grupos de ciudadanos van a venerar la reliquia, y la procesión finaliza con un oficio religioso en varios idiomas para que puedan participar en él los espectadores venidos de otros países. Esta procesión ha desempeñado durante siglos un papel importante en la expresión de la identidad de los habitantes de Brujas, así como en su contacto con gentes forasteras. Los participantes en esta festividad son representativos de todos los grupos de edad, familias y comunidades de la población. Algunos vecinos participan en la procesión desde cuarenta o cincuenta años atrás, y muchos de los que dejaron la ciudad vuelven a menudo a ella para revivir el “día más hermoso de Brujas”. La procesión de la Santa Sangre es un vivo ejemplo de cómo una ceremonia colectiva puede unir a una ciudad gracias a una representación ritual de su historia y sus creencias.