La danza Mbende Jerusarema
Inscrito en 2008 (3.COM) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (proclamado originalmente en 2005)
El Mbende/Jerusarema es una danza popular practicada por la población de Zezuru Shona, que vive al Este de Zimbabwe, particularmente en los distritos de Murewa y de Uzumba-Maramba-Pfungwe.
La danza se caracteriza por los movimientos acrobáticos y sensuales de las mujeres y de los hombres, acompañados por un tambor polirrítmico y por hombres que golpean con listones de madera y mujeres que baten palmas, cantan al estilo “yodel” y tocan silbatos. Completamente distinto de otros estilos de danza rítmica de África del Este, el Mbende/Jerusarema no requiere encadenamientos complejos de pasos ni grandes conjunto de percusionistas. Al contrario, la música es interpretada por un solo percusionista, sin cantos ni letras.
Durante la danza, los hombres se acuclillan varias veces sacudiendo los brazos y golpeando vigorosamente la tierra con la pierna derecha, como si imitaran a un topo que cava su madriguera. El nombre curioso de la danza es revelador de sus vicisitudes a lo largo de los siglos. Antes de la época colonial, esta antigua danza de la fertilidad se llamaba Mbende, (“topo” en lengua shona), animal considerado como símbolo de la fertilidad, la sexualidad y la familia. Bajo la influencia de los misioneros cristianos, que reprobaban claramente esta danza tan explícitamente sexual, el nombre de la danza se transformó en “Jerusarema”, una adaptación en shona del nombre de la ciudad de Jerusalén, para dotarla de una connotación religiosa. Hoy día, se utilizan ambos nombres. A pesar de su condena por los misioneros, la danza conservó su popularidad, convirtiéndose en una fuente de orgullo e identidad en la lucha contra el colonialismo.
La danza está cambiando de carácter y de significación a medida que se va generalizando su representación en tanto que animación exótica para un público de turistas. También se utiliza cada vez más en las reuniones de partidos políticos, donde aparece privada de todas sus intenciones originales. El tambor mitumba, las maracas y los silbatos, que solían acompañar la danza, se han ido sustituyendo por instrumentos de mala calidad, contribuyendo así a la pérdida de la especificidad de la música Mbende.