El patrimonio vivo durante la pandemia
El impacto de la pandemia ha sido amplio y devastador. La pandemia también ha puesto de relieve la importancia de estar conectados y dispensarnos un trato humano. Para muchas comunidades que luchan o se recuperan de la pandemia, el patrimonio vivo se ha convertido en una fuente de resiliencia importante, que las ha ayudado a superar desafíos sociales y psicológicos y fortalecer los vínculos comunitarios. En el último año, las comunidades han tenido que adaptar la práctica de su patrimonio vivo a situaciones inesperadas, lo que ha puesto de manifiesto la resiliencia del patrimonio vivo y su importancia para el ser humano.
Naturalmente, no puede haber patrimonio vivo sin las personas que lo practican y lo transmiten. Además, las restricciones establecidas para contrarrestar la propagación de la COVID 19 nos han recordado que no podemos prosperar sin las prácticas que heredamos de nuestros antepasados y que nos definen. La pandemia ha puesto de relieve el valor del patrimonio cultural inmaterial y la importancia que las comunidades conceden a su práctica y expresión continuas.
En abril de 2020, la Entidad del Patrimonio Vivo puso en marcha una encuesta en línea destinada a comprender el impacto de la pandemia de COVID-19 en todo el mundo. Gracias a la participación activa de numerosos agentes culturales, la UNESCO recabó más de 200 testimonios de 78 países. El informe “El patrimonio vivo frente a la pandemia de COVID-19 “, que ya puede consultarse en línea en inglés y en francés, resume los resultados de la encuesta y los desafíos y oportunidades para el patrimonio vivo durante esta crisis. A lo largo del informe, se examinan las siguientes tres preguntas fundamentales y se ofrece respuesta a ellas:
- ¿Cómo afecta la pandemia al patrimonio vivo?
- ¿Cómo se adapta el patrimonio vivo a la crisis?
- ¿Cómo aprovechan las comunidades su patrimonio vivo para afrontar la pandemia?
Recomendaciones para los planes posteriores a la recuperación
Aunque la pandemia sigue activa en muchos países, ya han comenzado a celebrarse debates en todo el mundo sobre cómo será el futuro y qué podemos hacer para reconstruir mejor y ayudar a las generaciones futuras. Para contribuir a estos debates, se pidió a los participantes de la encuesta que compartieran su opinión sobre lo que se podría hacer desde la perspectiva del patrimonio vivo para recuperarse de la pandemia de COVID-19. Sus contribuciones se sintetizaron en tres recomendaciones fundamentales que se detallan en el informe y proporcionan información esencial sobre cómo integrar el patrimonio vivo en los planes de recuperación posteriores a la pandemia.
- Recomendación 1: Ayudar a las comunidades a reconstruir mejor mediante el fortalecimiento de los mecanismos de apoyo para la recuperación que se ofrecen a los depositarios del patrimonio vivo a nivel local, en particular a través de estructuras de gobernanza local.
- Recomendación 2: Aprovechar las tecnologías digitales para aumentar la visibilidad y la comprensión del patrimonio vivo.
- Recomendación 3: Fortalecer y ampliar los vínculos entre la salvaguardia del patrimonio vivo y los planes y programas de preparación, respuesta y recuperación ante emergencias.
Proyectos piloto para reconstruir mejor
Las oficinas de la UNESCO sobre el terreno han puesto en marcha ocho proyectos piloto en estrecha cooperación con los principales agentes locales. Estos proyectos se basan en las recomendaciones señaladas anteriormente y se centran en medidas de salvaguardia concretas. Entre estos proyectos se incluyen los siguientes:
- Barbados: Conexión virtual con el patrimonio vivo
- Bosnia y Herzegovina: Digitalización de los elementos del patrimonio cultural inmaterial de las comunidades
- Bolivia, Colombia y Ecuador: Patrimonio cultural inmaterial transmedia para el desarrollo sostenible
- Gambia: Fortalecimiento de la contribución del patrimonio vivo en el contexto de la pandemia de COVID-19 y su integración en las iniciativas nacionales para reducir el riesgo de desastres
- Indonesia: Recuperación del patrimonio vivo frente a la pandemia de COVID-19: tejedores de ulos y escultores de motivos gorga en la región de Toba
- Jamaica: Apoyo a las actividades locales generadoras de ingresos junto a los cimarrones de Charles Town
- San Vicente y las Granadinas: Patrimonio vivo y situaciones de crisis en San Vicente y las Granadinas
- Sint Maarten: Patrimonio vivo, jóvenes y COVID-19
Actualización de los resultados del proyecto piloto
En Bolivia, Colombia, Ecuador, se lanzó una plataforma web como herramienta para el intercambio de conocimientos y el aprendizaje entre pares sobre la contribución del patrimonio vivo al desarrollo sostenible, centrándose en la pandemia.
En Sint Martin se produjeron materiales audiovisuales dirigidos a los jóvenes con animaciones para ilustrar el impacto de la pandemia en la vida cotidiana de las personas, incluida la transmisión de su patrimonio vivo. En Gambia se llevó a cabo un trabajo de campo de inventario con las comunidades para identificar los conocimientos que podrían contribuir a la reducción del riesgo de catástrofes y a la recuperación de la crisis, con vistas a integrar estos elementos en los programas educativos nacionales.
Además, se mejoró la comprensión del doble papel del patrimonio vivo en la pandemia mediante talleres y debates virtuales celebrados en San Vicente y las Granadinas, Barbados y Bosnia y Herzegovina. Las actividades piloto llevadas a cabo en diferentes regiones mostraron la relevancia duradera del patrimonio vivo en la vida de las personas durante la pandemia y su importancia para asegurar un camino más sostenible e inclusivo hacia la recuperación.
Asistencia internacional para apoyar las iniciativas de recuperación
El Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial concede ayudas a través del Fondo del Patrimonio Cultural Inmaterial para salvaguardar el patrimonio cultural inmaterial tal como se define en la Convención (artículo 20).
Se alienta a los Estados Partes a solicitar financiación a través del mecanismo internacional de asistencia de la Convención de 2003 para llevar a cabo proyectos y programas orientados a salvaguardar el patrimonio cultural inmaterial con miras a crear resiliencia y fortalecer prácticas locales.