El duduk y su música
Inscrito en 2008 (3.COM) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (proclamado originalmente en 2005)
El duduk, oboe armenio, es un instrumento de viento de doble lengüeta caracterizado por un timbre caluroso, suave y ligeramente nasal. Pertenece a la categoría de los aerófonos, que también incluye el balabán, que se toca en Azerbaiyán y en Irán, el duduki, común en Georgia, y el nay de Turquía. La madera tierna del albaricoquero es el material ideal para fabricar el cuerpo del instrumento. La lengüeta, llamada ghamish o yegheg, se hace con una planta local que crece a orillas del río Arax.
Las raíces de la música duduk se remontan a los tiempos del rey armenio Tigran el Grande (95-55 a. de C.). Esta música acompaña las canciones y los bailes tradicionales populares armenios de las diferentes regiones y se interpreta con motivo de acontecimientos tales como bodas y funerales. Aunque también existen famosos solistas duduk, como Gevorg Dabaghyan y Vache Sharafyan, el duduk suele ser interpretado por dos músicos. Uno crea el fondo musical con un bordón continuo gracias a una técnica de respiración circular, mientras que el otro desarrolla melodías e improvisaciones complejas.
Hay cuatro grandes tipos de duduk, con una longitud que varía entre los 24 y los 40 cm. Esta variedad permite crear distintas atmósferas, en función del contenido de la pieza y del ambiente en el que tocan los músicos. El duduk largo de 40 cm, por ejemplo, se considera el más apropiado para las canciones de amor, mientras que el más pequeño suele acompañar los bailes. Hoy día, los artesanos siguen creando y experimentando con diferentes formas de duduk. Muchos armenios consideran que el duduk es el instrumento más elocuente para expresar el calor, la alegría y la historia de su comunidad.
A lo largo de las últimas décadas, la música duduk armenia ha venido perdiendo popularidad, en particular en las zonas rurales, de donde procede. El duduk se toca cada vez menos en las festividades populares, pero más a menudo en representaciones públicas por profesionales, lo que puede representar una amenaza para la viabilidad y el carácter tradicional de esta música.