El bugaku de Dainichido

   

Inscrito en 2009 (4.COM) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

© 1994 by Kazuno City

Según la leyenda, unos artistas itinerantes de bugaku, representación ritual de música y danza del Palacio Imperial, actuaron en la ciudad de Hachimantai, situada al norte del Japón, a principios del siglo VIII, en tiempos de la reconstrucción del Dainichido, el pabellón del templo. De ahí el nombre de bugaku de Dainichido utilizado para denominar esta expresión artística que, con el correr del tiempo, evolucionó considerablemente y se enriqueció con aportaciones autóctonas transmitidas a los jóvenes por sus mayores en el seno de las comunidades locales de Osato, Azukisawa, Nagamine y Taniuchi. Todos los años, en la fecha del 2 de enero, los miembros de estas cuatro comunidades se dan cita en sitios precisos antes de marchar en procesión hasta el santuario. Una vez allí, ejecutan desde el alba hasta el mediodía nueve danzas sagradas, que son otras tantas rogativas destinadas a impetrar felicidad para el Año Nuevo. Algunas de esas danzas son interpretadas por bailarines con máscaras –entre las que figura la del mitológico león shishi– y otras por niños, en función de las variantes específicas de cada comunidad. La práctica de este ritual ahonda el sentimiento de pertenencia a la comunidad, tanto entre los participantes como entre los numerosos vecinos de la ciudad que acuden cada año a participar en esta celebración tradicional. Reinstaurada después de una interrupción de sesenta años ocurrida a finales del siglo XVIII, la tradición del bugaku del Dainichido no sólo es un motivo de orgullo para los habitantes de Hachimantai, sino que además constituye la médula espiritual de la solidaridad entre ellos.

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