La rosa de Damasco y las prácticas artesanales de la localidad de Al-Mrah

   

Inscrito en 2019 (14.COM) en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

© The Syria Trust for Development, 2016-2017

Las prácticas culturales y artesanales relacionadas con el cultivo, la recolección y los usos médicos, culinarios y cosméticos tradicionales de las rosas de Damasco constituyen un elemento del patrimonio cultural vivo que atañe en particular a los cultivadores y familias del pueblo de Al-Mrah, así como a los habitantes de esta localidad que participan cada año en la organización y celebración de la Fiesta de la Rosa Damascena. Ubicado en una zona rural de los alrededores de la capital siria, el pueblo de Al-Mrah cuenta con numerosos artesanos expertos en la producción de los aceites esenciales y remedios medicinales tradicionales que se extraen de las rosas. Con la floración de éstas en el mes de mayo comienza su recolección y principian las celebraciones de la Fiesta. Los cultivadores y sus familias salen muy de mañana al campo para coger a mano las flores y vuelven a sus hogares antes de que comience la tarde. Entonces, cada familia se dedica colectivamente a separar los capullos de las rosas que ya han brotado. Los primeros se ponen a secar para utilizarlos posteriormente en infusiones de té, mientras que los pétalos de las segundas se reservan y almacenan con vistas a su destilación. Las mujeres del pueblo trabajan juntas para elaborar jarabes, mermeladas y dulces de rosa entonando al mismo tiempo cantos tradicionales. Los boticarios venden las rosas de Damasco secas debido a sus múltiples propiedades medicinales. Los habitantes de las localidades vecinas de Al-Mrah acuden en gran número a las celebraciones de la Fiesta, en la que las mujeres ofrecen preparaciones culinarias aderezadas con rosas mientras que todos los asistentes interpretan un abundante repertorio de canciones en honor de estas flores y se desean mutuamente buena suerte para el futuro. Esta Fiesta atestigua la importancia cultural inmarchitable que reviste este elemento del patrimonio vivo para sus practicantes y depositarios, así como el inalterable compromiso que han contraído con la tarea de salvaguardarlo.

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