Emotivo y pleno de simbolismos resultó el concierto que el violinista Ara Malikian ofreció en los primeros minutos de este día en el panteón de Arocutín, para honrar a los muertos por COVID-19.
Acompañado por el pianista Melon Lewis, el músico interpretó un Réquiem conformado por diversas piezas de música clásica y popular, que tuvo como remate la obra La Nana Arrugada, compuesta para la ocasión.
Acompañado por un coro de mujeres nativas de Arocutín, el violinista hizo gala de su virtuosismo al interpretar estas piezas como marco para la ceremonia de despedida a los que ya se fueron, en vísperas de la Noche de Muertos.
El panteón de Arocutín, del municipio de Erongarícuaro, fue engalanado para la ocasión con los símbolos purépechas que dan cuenta del amor a los difuntos, tales como las veladoras y los cirios encendidos, además de los majestuosos altares adornados con la tradicional flor de cempasúchil.
Hombres y mujeres de todas edades, además de niños, acompañaron desde las tumbas de sus difuntos al músico de origen libanés, quien sin perder la precisión se paseó por los senderos iluminados, ejecutando sus piezas con vigor y virtuosismo
Presidido por una mujer que encarnaba la muerte, Ara Malikian ofreció de esta manera un tributo de amor a los que ya se han ido, sobre todo a aquellos que han muerto por COVID-19 sin que nadie haya podido despedir.
Al final del concierto, que fue transmitido por las redes sociales del Gobierno de Michoacán, varias mujeres de la comunidad ofrecieron al violinista piezas de sus propias ofrendas, como una manera de recordarnos a los vivos que un día también estaremos muertos.
El evento estuvo dirigido por el cineasta y director de fotografía Gabriel Berestáin.
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