La Convención afirma que el patrimonio cultural inmaterial se manifiesta, en particular, en los siguientes ámbitos:
- tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial;
- artes del espectáculo;
- usos sociales, rituales y actos festivos;
- conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo;
- técnicas artesanales tradicionales.
Pocos componentes del patrimonio cultural inmaterial se circunscriben a un único ámbito. Un rito chamánico, por ejemplo, es una manifestación compleja de música y danza, plegarias y cantos, indumentaria y objetos sagrados, ritual y ceremonia, que exterioriza conocimientos sobre el cuerpo humano, la naturaleza y el universo. Los festivales, por su propia naturaleza, suelen abarcar expresiones variadas: canto, danza, teatro, festividades, tradiciones orales, artesanía, deportes y entretenimientos. Las líneas de demarcación entre ámbitos no se pueden imponer desde el exterior; cada comunidad los determina a su manera. El verso salmodiado que algunas comunidades consideran una forma de ritual, tal vez sea interpretado como una simple forma de canto por otras; una comunidad tal vez defina como “teatro” una forma que otras comunidades definirían como “danza”; una comunidad puede distinguir al detalle diferentes formas de expresión, y otra considerarlas todas como diversas partes de una misma forma.
Aunque la Convención establece un marco para identificar formas del patrimonio cultural inmaterial, la lista de ámbitos que en ella se incluye tiene por objeto ser inclusiva, antes que exclusiva, pero no necesariamente completa. Los Estados pueden utilizar diferentes sistemas de ámbitos. Existe actualmente una gran variación: algunos países dividen las manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial de diferentes maneras, mientras que otros utilizan ámbitos muy similares a los de la Convención pero difieren en denominación. Los países también pueden añadir más ámbitos o nuevas subcategorías a los ámbitos existentes o incluso utilizar subámbitos que ya se emplean en países que reconocen el patrimonio cultural inmaterial, como “juegos tradicionales”, “tradiciones culinarias”, “ganadería”, “peregrinación” o “lugares de memoria”.